domingo, 28 de diciembre de 2008

Sol y niebla, resplandor frío. La vida despierta y crece. Los caminos se pueblan de fantasmas y el pasado revive, se mezcla con los pasos, con las piedras, con la hierba de la orilla. Todavía quedan caminos. El tiempo se detiene en ellos y se enreda en los pies, y trepa hasta que encuentra el alma, y reposa.
Vienen horas a la memoria en las que el sol reverberaba la tierra, y todos los besos se funden en uno, y las manos ven, y los ojos tocan. Los cuerpos se unen con la materia del suelo, el mundo está vivo y los árboles alzan sus ramas al cielo, cantando su alegría.
Pero cuando los pies descansan la alegría se queda pegada en el polvo de los días, y es el recuerdo el que vé y el que toca, y es el viento el que acaricia, y es la memoria quien besa. Sólo la memoria.

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domingo, 14 de diciembre de 2008

QUIERO VER EN TUS OJOS


Rozando con los dedos
el cielo.
Mis brazos como ramas
secas.
Fondo de nieve
blanca como la luna,
como la muerte.
Heladas noches.
Frías mañanas.
¿Dónde está el Sol?
Nieve de días
grises
lo cubre.
Quiero ver en tus ojos
un cielo cubierto
de estrellas.
Brillan como tu vientre
en la oscuridad
de mi alcoba.
Dame a beber de tu pecho
la luz
de tu compañía.
Apaga mi sed
con tus palabras.
Dime que nunca estaré solo.
Dale calor a mi vida
Olvidaré por tí
las heladas noches,
las frías mañanas.
Mi cuerpo
cubierto de nieve
desafiará al invierno
y a la muerte
envuelto en tus brazos.
Dame la fé
de tu risa.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

CORRIENTES MARINAS



Hay, detrás de la maraña de palabras y silencios, de presencias y de ausencias, de compañías y soledades, un álito invisible que nos une.

Más allá de las letras hay un mar de sentimientos y sentidos que comunica orillas, que nos devuelve, con el oleaje cotidiano, a nuestro punto de partida.

A pesar de tormentas, mareas, huracanes y calmas chichas, el velero de la vida sigue uniendo nuestros pueblos, nuestra existencia.

De nada le vale al tiempo y a la distancia separarnos, por que las corrientes marinas no saben de ellos. Por que esas horas que nos encanecen, en otra época hicieron que nos sintiéramos vivos, y pasamos mucho tiempo con ellas conversando, sintiendo piel contra piel el calor de nuestras voces, de nuestros besos.

Más allá de todo lo que nos separa, hay un camino que une nuestras casas. Un camino de agua que recorro cada día para verte, para sentirte, para tocarte con los ojos del alma. Dicen que el alma, como el mar, como el tiempo, como el viento, es eterna.

Más allá de la muerte hay un puente que une nuestros labios. Vamos a cruzarlo sin miedo al vacío que se abre a nuestros pies. Vamos a tenernos para siempre

martes, 2 de diciembre de 2008

LA RUTA DE GUANTÁNAMO


¡Pobrecitos, los políticos españoles! Y los militares, y los espías, y todos los que en este santo país, bresol de lameculos, correveydiles, tiralevitas, fantasmones de diversa índole y condición, vividores y cuentistas, se dedican a proteger a los ciudadanos de invasiones externas de gente de ese mismo pelaje. Ninguno de ellos sabía de los vuelos de la CIA cargados de presos políticos con destino a la cárcel de Guantánamo. Los nordacas no piden permiso a nadie para poner en marcha sus hazañas bélicas, y menos a una nación de hispanos que está en su lista de posibles paises terroristas. ¡Cómo iban a enterarse nuestros servicios secretos y nuestros gobernantes de turno! Lo que no se explica nadie es que se entere un periodista de tan espinoso asunto, y publique el tema con pelos y señales, incluidos horarios de vuelos, rutas y otras zarandajas en su periódico. ¿Qué ha pasado aquí? clama estupefacto el olimpo de los dioses, mientras la crema y nata de la sociedad-algo podrida, todo hay que decirlo- se rasca atónita la excelsa cabeza. Igual es que éste es un secreto a voces, que todo el mundo sabe a qué se dedica el amistoso imperio del norte, y que es de sobras conocida la debilidad que nuestros políticos y sus adjuntos sienten por él. ¿Nadie en las altas y malolientes esferas de la sociedad, tenía noticias del tejemaneje infame que se traían sus iguales del norte? Vamos anda, que no engañais a nadie. Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, y a vosotros se os ven las muletas desde la costa cubana.

A cascarla.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Pagar por ver, pagar por reir, pagar por llorar, pagar por amar, pagar por sentir. Pagar por morir, pagar por vivir, pagar por ser, pagar por estar, pagar por pensar, pagar por escribir.

Pagar por leer, pagar por ir, por venir, por rezar, por protestar, por consentir, por respirar,

por odiar, por perdonar, por querer, por disentir, por acatar, por desobedecer, por beber, por

mirar, por oir, por escuchar, por latir, por reventar. Come mierda y págala. Pasea, sonríe conversa, juega, descansa, duerme, sueña, despierta, pero pasa por taquilla. Sólo, en compañía,

en multitud, paga y vámonos. Sé libre, feliz, desgraciado, prisionero de tí mismo o de los demas,

pero abona la cuenta antes de empezar. Aviso para navegantes: Si no abonas lo estipulado te

convertiras en un paria, un desecho humano, una verguenza viva, un deshonor para los tuyos,

un antisistema, un monstruo al que hay que eliminar. Tus vecinos te señalarán con el dedo acusador, los niños se reirán de tí y tus amigos se apartarán de tu lado. PAGA Y SÉ FELIZ.

MINISTERIO DE BIENESTAR Y CONSUMO. Lo hacemos todo por tí.

jueves, 13 de noviembre de 2008

GATOS Y VAGABUNDOS


Tarde de domingo neblinosa. Suena pachanga en el baile de los abuelos, y las calles notan la resaca del sábado. Un gato callejero husmea en los contenedores de basura mientras un perro, sujeto por su dueño, lo mira atentamente desde la otra acera. Distintas vidas, el mismo interés. El gato termina su búsqueda y se pierde entre los setos mientras el perro observa el agujero por el que se ha metido, hasta que su amo tira de él y se lo lleva. No parece muy contento.

El bar de la esquina está repleto. Los parroquianos miran la tele y vociferan: hay fútbol. En la calle un vagabundo sustituye al gato y revuelve las bolsas de basura, recoge ropa vieja, se rasca la nuca. Pasa lentamente un coche. Cuatro pelones, con el chunda-chunda a tope, miran al viejo vagabundo y se ríen. Junto al semáforo alguien ha vomitado, y parte de su borrachera está tirada en el suelo, esperando a que pasen los barrenderos para llevársela.

La niebla se espesa, aprieta el frío. Las calles empiezan a ser más inhóspitas que de costumbre. Son un desierto de asfalto y hormigón, de farolas borrosas, de luces heladas detrás de los cristales, de gente con prisa por llegar a casa. El gato reaparece, mira a un lado y a otro de la acera y corre hacia la esquina más próxima. El vagabundo lo sigue con la mirada, farfulla algo con su voz aguardentosa y se aleja de los contenedores, en pos del gato. Puede que esta noche tenga compañía. Los gatos y los vagabundos saben mucho de soledades compartidas, de silencios a gritos.

El cristal de la ventana se empaña, y el mundo exterior se difumina. Voy a ver la tele un rato, quizás necesite un trago de falsa realidad enlatada para evadirme.

Gato callejero

martes, 4 de noviembre de 2008

Es una mañana luminosa y fría de otoño. Los ocres van ganando espacio al verde, suena High Hopes en mi viejo estéreo. Las notas largas y tristes se antojan extrañas en la luz del día. Algunas nubes grises se arrastran perezosas por el cielo mientras la gente camina presurosa envuelta en sus abrigos. Contraste de tiempos. Las horas no saben de prisas ni quietudes, ignoran el tempo de los acordes, son indiferentes a los cambios de las estaciones. Pasan sobre los sentimientos como si no existieran, como si supieran que son tan pasajeros como la gente que los sufre o disfruta. Obvian el miedo, el valor, la alegría, la tristeza. Pasan sin ver al amor o al odio, no les importan el abandono, el cariño, la soledad, el reencuentro... High Hopes sigue sonando, como si el tiempo no existiera. Es un consuelo. Voy a dejarla puesta toda la mañana. Para vengarme de las horas.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El otoño, como un ladrón, se ha colado en mi vida y ha llenado de hojas secas el pasillo. Otoño en el aire, otoño en mis sienes, otoño en el alma.Pero cuando las últimas hojas hayan caido, cojeré una escoba y le daré un repaso al pasillo y otro al ladrón, y me sentaré junto a la estufa a esperar a que pase el invierno, y recibiré a la eterna primavera con alegría en el corazón. Por que sé que no se ha ido, que se esconde bajo tierra junto a la raíz de los árboles, al calor de la vida que se oculta para volver a nacer. Otoño en el alma. Primavera, gracias Cris, en el corazón.

Autumn