domingo, 30 de noviembre de 2008

Pagar por ver, pagar por reir, pagar por llorar, pagar por amar, pagar por sentir. Pagar por morir, pagar por vivir, pagar por ser, pagar por estar, pagar por pensar, pagar por escribir.

Pagar por leer, pagar por ir, por venir, por rezar, por protestar, por consentir, por respirar,

por odiar, por perdonar, por querer, por disentir, por acatar, por desobedecer, por beber, por

mirar, por oir, por escuchar, por latir, por reventar. Come mierda y págala. Pasea, sonríe conversa, juega, descansa, duerme, sueña, despierta, pero pasa por taquilla. Sólo, en compañía,

en multitud, paga y vámonos. Sé libre, feliz, desgraciado, prisionero de tí mismo o de los demas,

pero abona la cuenta antes de empezar. Aviso para navegantes: Si no abonas lo estipulado te

convertiras en un paria, un desecho humano, una verguenza viva, un deshonor para los tuyos,

un antisistema, un monstruo al que hay que eliminar. Tus vecinos te señalarán con el dedo acusador, los niños se reirán de tí y tus amigos se apartarán de tu lado. PAGA Y SÉ FELIZ.

MINISTERIO DE BIENESTAR Y CONSUMO. Lo hacemos todo por tí.

jueves, 13 de noviembre de 2008

GATOS Y VAGABUNDOS


Tarde de domingo neblinosa. Suena pachanga en el baile de los abuelos, y las calles notan la resaca del sábado. Un gato callejero husmea en los contenedores de basura mientras un perro, sujeto por su dueño, lo mira atentamente desde la otra acera. Distintas vidas, el mismo interés. El gato termina su búsqueda y se pierde entre los setos mientras el perro observa el agujero por el que se ha metido, hasta que su amo tira de él y se lo lleva. No parece muy contento.

El bar de la esquina está repleto. Los parroquianos miran la tele y vociferan: hay fútbol. En la calle un vagabundo sustituye al gato y revuelve las bolsas de basura, recoge ropa vieja, se rasca la nuca. Pasa lentamente un coche. Cuatro pelones, con el chunda-chunda a tope, miran al viejo vagabundo y se ríen. Junto al semáforo alguien ha vomitado, y parte de su borrachera está tirada en el suelo, esperando a que pasen los barrenderos para llevársela.

La niebla se espesa, aprieta el frío. Las calles empiezan a ser más inhóspitas que de costumbre. Son un desierto de asfalto y hormigón, de farolas borrosas, de luces heladas detrás de los cristales, de gente con prisa por llegar a casa. El gato reaparece, mira a un lado y a otro de la acera y corre hacia la esquina más próxima. El vagabundo lo sigue con la mirada, farfulla algo con su voz aguardentosa y se aleja de los contenedores, en pos del gato. Puede que esta noche tenga compañía. Los gatos y los vagabundos saben mucho de soledades compartidas, de silencios a gritos.

El cristal de la ventana se empaña, y el mundo exterior se difumina. Voy a ver la tele un rato, quizás necesite un trago de falsa realidad enlatada para evadirme.

Gato callejero

martes, 4 de noviembre de 2008

Es una mañana luminosa y fría de otoño. Los ocres van ganando espacio al verde, suena High Hopes en mi viejo estéreo. Las notas largas y tristes se antojan extrañas en la luz del día. Algunas nubes grises se arrastran perezosas por el cielo mientras la gente camina presurosa envuelta en sus abrigos. Contraste de tiempos. Las horas no saben de prisas ni quietudes, ignoran el tempo de los acordes, son indiferentes a los cambios de las estaciones. Pasan sobre los sentimientos como si no existieran, como si supieran que son tan pasajeros como la gente que los sufre o disfruta. Obvian el miedo, el valor, la alegría, la tristeza. Pasan sin ver al amor o al odio, no les importan el abandono, el cariño, la soledad, el reencuentro... High Hopes sigue sonando, como si el tiempo no existiera. Es un consuelo. Voy a dejarla puesta toda la mañana. Para vengarme de las horas.

lunes, 3 de noviembre de 2008

El otoño, como un ladrón, se ha colado en mi vida y ha llenado de hojas secas el pasillo. Otoño en el aire, otoño en mis sienes, otoño en el alma.Pero cuando las últimas hojas hayan caido, cojeré una escoba y le daré un repaso al pasillo y otro al ladrón, y me sentaré junto a la estufa a esperar a que pase el invierno, y recibiré a la eterna primavera con alegría en el corazón. Por que sé que no se ha ido, que se esconde bajo tierra junto a la raíz de los árboles, al calor de la vida que se oculta para volver a nacer. Otoño en el alma. Primavera, gracias Cris, en el corazón.

Autumn